Mi primera moto fue una Suzuki Marauder 125 del año 2005
La historia de cómo esta moto acabó en mis manos es bastante curiosa.
Yo tenía un coche desde hacía algo menos de 6 meses. Un Hyunday Atos más feo que una caja de zapatos 🤣.
El seguro del coche me estaba ahogando, ya que era conductor nobel aunque tenía más de 3 años de carnet. No había tenido coche antes: me saqué el carnet pero no conduje nada durante 3-4 años.
Entonces, en el trabajo hablando con una compañera comenté que tenía que deshacerme del coche, a la vez que ella comentaba que tendría que cambiar su moto por un coche porque se acercaba el invierno, y andar con moto para ella iba a ser jodido.
En ese momento se me encendió la bombilla y de mi boca salió lo siguiente: «¿Y por qué no nos los cambiamos?» Es decir, ella quería un coche y yo quería deshacerme de él. «Y no creo que me cueste demasiado llevar una moto». Aunque nunca había llevado una moto por la calle.
Total, que así lo hicimos. Fuimos a tráfico papeles en mano y solucionamos todo el papeleo en cuestión de unos pocos días. Sin un duro de por medio, ya que ambos vehículos estaban aproximadamente en las mismas condiciones económicas según lo que vimos en internet.
Primera experiencia con una moto de 125
Después de realizar el intercambio, mi compañera me enseñó lo básico sobre la moto: Las marchas, el embrague etc. Con eso en mente (ya tenía una idea) me dispuse a comprar un casco, ponerme sobre la moto y dar mi primer paseo.
Noté cómo me temblaban las piernas, estaba muy nervioso: No había conducido nunca una moto por ciudad, y mucho menos sólo. No sabía girar ni cuándo cambiar de marchas, ya que el sonido del motor era totalmente nuevo para mí y no tenía cuenta-revoluciones con el que poder orientarme.
Aún así pude hacer mi primer kilómetro en moto, desde casa hasta el Centro Comercial Vialia (estación de tren), donde quedé con mi compañera y otro amigo para dar una vuelta por el centro.
Aún recuerdo sus caras cuando me vieron llegar con la moto 😲😲. Eran conscientes de que no tenía conocimientos sobre cómo conducirla y quedaron bastante asombrados.
Esta moto me dio momentos muy buenos. Aprendí a escuchar el motor, cuando cambiar de marchas y sobretodo mucha mecánica.
No es que la moto estuviese mal mecánicamente, pero si es cierto que las motos custom son más exigentes a la hora de limpieza y mantenimiento, ya que todo brilla y todo está al aire. Además, teniéndola aparcada cerca del mar las llantas se tornaban en óxido con mucha facilidad.
Y yo soy muy «tiquismiquis», así que la limpieza se convertía en una tarea semanal. Encontré productos básicos y baratos con los que quitar el óxido fácilmente, otros productos para abrillantar y encerar que daban muy buenos resultados en los cromados, otros para hidratar los plásticos y que recuperasen su brillo original…
Tres años después llegó la Suzuki V-Strom 650
Una vez conseguí el carnet A2 conseguí la moto de mis sueños desde varios años atrás. Esta fantástica bestia llegó con mucha suerte a mis manos, ya que estaba en negociaciones con un concesionario para comprar otra moto más barata pero no tan de mi gusto.
Afortunadamente, dicha operación no salió adelante, ya que la financiera no consideró que yo tuviera una nómina de su gusto.
Decepcionado y un poco enfadado (bastante) volví a casa y me metí en la ducha a pensar (y ducharme, claro está) y caí en la cuenta de algo:
Unos meses atrás acompañé a un amigo a comprarse una moto de 125 al Concesionario «Lopera» de Honda y estuvimos viendo las motos de segunda mano del escaparate, entre las que se encontraba una gran moto que me encantó, pero me parecía «demasiado grande» y «sería incapaz de conducir» ya que «pesa demasiado» y también «es demasiado alta».
Todo este entrecomillado son palabras literales que dije mientras la contemplaba con mi amigo.
De vuelta a la escena de la ducha (se que os perturba la mente esta imagen), salí como una exhalación, me vestí y salí corriendo para el concesionario Lopera. No perdía nada por probar, total ya tenía una negativa asegurada.
Cuando llegué no estaba en el escaparate, lo que me entristeció bastante. «¿¡Es que no me va a salir nada bien hoy!?» fue lo que pensé.
Aún así, algo me hizo entrar y preguntarle al Boss por la moto, a lo que me respondió: «Están cambiándole el alternador por una campaña que ha mandado Suzuki, por ahí la traen» señalando justo detrás mía.
Al girarme vi al mecánico empujando la moto hacia mi, lo que fue una sensación indescriptible. Lo interpreté como una señal. No la habían vendido y encima la tenía delante mía como si de una sorpresa de cumpleaños se tratase.
Comenzamos a hacer los trámites requeridos por la financiera y tras unos larguísimos 5 minutos nos transmiten la respuesta: «APROBADO»
¡Así que sin pensármelo más dije que sí!
Que «¡esa moto pa mi!»
Pocos días después la fui a recoger al taller. No olvido cómo olía. El equivalente a coche nuevo pero en moto. No se si sería la cera o qué, pero algún día le recuperaré ese aroma a «moto nueva».
Tengo un vídeo preparado sobre «la historia de mi moto» pero aún no lo voy a subir 😅. Rompería un poco los esquemas que tengo en mente.
Volviendo a la Suzuki Marauder 125
Hace poco decidí que era buena idea volver a darle uso. Más que nada porque llevaba un año parada y tenía que sacarle algo de provecho, ya que de lo contrario terminaría rompiéndose de no usarla.
Los vídeos hablan por sí solos. En este primero la moto directamente no quería arrancar, ya que llevaba parada casi un año.
Cambiar la batería a una moto es una tarea bastante sencilla
Al menos en esta moto sí lo es, ya que con retirar una única pieza lateral, la batería queda al descubierto
Dentro de poco se subirá la tercera parte de estos arreglos que le estamos realizando a esta preciosa moto. Vamos a intentar dejarla en perfectas condiciones, tanto mecánicas como estéticas.

